24.8.10

Crítica cineasta: "Abel"

Con el respaldo en la producción de John Malkovich y Gael García Bernal, el de Brigitte Broch en la dirección de arte, de Patrick Murguía en la fotografía, y despúes de presentarse en la edición número 63 del festival de Cannes, el actor Diego Luna vuelve en su faceta de director con su segundo largometraje: Abel (México/2010), luego de debutar en este rol en el 2007 con el documental J.C. Chávez.

En el filme, luego de dos años de permanecer en un hospital, "Abel" (Christopher Ruiz-Esparza) regresa a su casa sin poder decir media palabra; la situación no es nada fácil: su mamá "Cecilia" (Karina Gidi) se las tiene que arreglar sola para mantenerlo a él y dos hermanos más, "Paúl" (Gerardo Ruiz-Esparza, también su hermano en la vida real) y "Selene" (Geraldine Alejandra), porque su esposo "Anselmo" (José María Yazpik) la dejó tiempo atrás con toda la responsabilidad, supuestamente por irse a trabajar a los Estados Unidos.

Los primero días todo parece estar bajo control y "Abel" no causa mayor problema, pero las cosas cambian cuando el niño, curiosamente, decide hablar y adopta el rol del jefe de la casa: esposo y papá; el asunto es que no pueden contrariarlo, por sugerencia del doctor.

A partir de ahí, "Abel", lo mismo dará órdenes, desaprobará el noviazgo de su hermana-hija, tomará el primer lugar en la mesa, corregirá a sus hermanos-hijos, recibirá visitas, revisará tareas, y hasta le prohibirá fumar a su mamá-esposa, por que la noche anterior, según, "leescribierón a la cigüeña".

La situación se complica cuando el verdadero papá-esposo regresa, porque su lugar ya lo ocupa otro: su propio hijo. La tensión en la que entra la familia, hará que salgan a la luz más conflictos, entre ellos, la posibilidad de que "Abel" regrese al hospital.

Es cierto que la cinta es entretenida y que mantiene un excelente ritmo en sus 82 minutos de duración; ver a un niño de nueve años pretendiendo ser el lider de la familia es muy divertido, más si le agregamos que tanto Christopher como Paúl Ruiz-Esparza tienen un carsima impresionante, que logran unos diálogos muy ingeniosos, por lo que son los encargados de provocar la mayoría de las carcajadas de los espectadores.

Hay que agredecer a Luna el plantear una historia que dista mucho de lo que se hace en el cine mexicano; es una cinta sencilla, con una dirección de actores muy bien lograda (especialmente los hermanos Ruiz-Esparza), y de una duración perfecta, que deja claro que es un buen inicio para su director. No se la pierda.

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